lunes, 17 de febrero de 2014

Himno de la Primaria Alfonso Herrera

El Himno de la Primaria.

 Por Carlos Roger Priego

Corría el año del Señor de 1977, cuando la directora de la Escuela  la Maestra maría Elena tuvo la genial idea de hacer un Himno a la escuela.
 Pero había un pequeño problemin: No teníamos maestro de música que pudiera hacer tamaña obra.
La Maestra Anita era cierto sabía tocar el piano y lo hacia con destreza ,y aunque ya en pocas ocasiones lo hacia..cuando teníamos la suerte de escucharla nos hacia sentir en una pelicula de Joaquin Pardave.

Y pues entre los padres de familia tampoco se sabía de alguno que supiera algo de composición y bueno quizá si existía algún poeta de esos que nunca faltan,pero pues sí faltaba porque a lo mucho había algún piropero galante,pero pues no era precisamente algo muy edificante para la niñez alfonsoherreriana.

Tampoco faltaron graciosos que quisieron adaptar alguna porra  a manera de himno pero tampoco resultaba importante.

Pero entre los vecino de tan  noble colonia surgió el Maestro Hidalgo Hoyos Maldonado, que como todos sabemos nada tiene que ver con Kitty de Hoyos: Morenito, con calva incipiente, calladito pero sonriente, nos fue presentado una mañana en el patio de la escuela donde tendríamos la premier de nuestro himno.

La Maestra Anita emocionada --cual concertista de Bellas Artes--interpretó la música ,al piano desde luego mientras el Maestro Hidalgo la interpretaba, transfigurado de emoción.
Sonada ovación se llevó al finalizar, se le veía radiante, casi podemos decir que lo sacamos  en hombros, expresión pintoresca porque aunque el maestro era bajito , no lo suficiente para que los mocetones de sexto pudieran cargarlo.

Así subimos a los salones  a copiar el himno. Luego desde la dirección la Directora ponía el himno el cual era escuchado en todos los salones por medio de un ,hasta ese momento moderno equipo de bocinas...

Una Patria Divina y Triunfal..yo le titularía... 


Letra y Música del Maestro Hidalgo Hoyos Maldonado


Con vigor y respeto cantemos a mi escuela
gran templo ejemplar.
Que fundara Don Alfonso Herrera, que jamás
Yo podré olvidar.

Nos legó su inquietud y su vida
Dedicado al estudio y saber
Destinando su ejemplo a los niños
Que gustosos desea aprender.

Sus maestros son muestra de empeño
Que trabajan y hacen trabajar
Entre gises, escritos y ensueños
Van unidos luchando a triunfar.

Van pasando los años y en ellos
Mejorar paso a paso el compás
De trabajo y unión de maestros
Con alumnos y más voluntad.

Lograremos llevar adelante
Nuestra línea y trabajo triunfal
que convierte en taller de la vida
en lograr venturoso final.

Estudiando habremos logrado
Una Patria Divina y triunfal.



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viernes, 14 de febrero de 2014

La Pelea de las "Z" 1977

                                                        
                                                         La Pelea de las Z

Por Carlos Roger Priego

En el año de 1977 aún era popular el pugilismo, las peleas de campeonato mundial se transmitían por TV abierta (que era casi lo único que existía) Un duelo llamado de las “Z” acaparó nuestras mentes infantiles: fue la pelea entre los mexicanos Alfonso Zamora y Carlos Zarate, el primero había ganado la medalla de Plata en los juegos Olímpicos de 1972 en Munich, Alemania,  fue  la única medalla que obtendría la delegación mexicana y por lo tanto el deporte en la era de Luis Echeverría apuntó un estrepitoso fracaso.

La pelea tenía interés en todos los estratos de la sociedad y la primaria no podía escapar.
Miguel Mariscal Guerra y Carlos Roger eran los únicos que en salón de quinto año “A” que apostaron por Alfonso Zamora, todo el salón— incluidas las niñas— le iban al “cañas”. Un argumento de esta preferencia mayoritaria nos la decía la niña Adriana Blasio Luna;
“A Zamora lo entrena su papá”
La verdad a mi me parecía que eso era un merito y no un descrédito, nosotros veíamos a Zarate como un producto del Barrio, en cambio Zamora nos parecía casi, casi un buen muchacho, según las aseveraciones de las señoras de la época y era verdad en el contexto social éramos más cercanos a Zamora, pero los medios sentían la inclinación por Zarate.

Samuel Díaz Barriga nos decía la larga serie de argumentos técnicos, que se decían en la TV a favor de Zarate, —esto lo dice Sony Alarcón— se ufanaba.

Nosotros sólo le íbamos por simpatía y porque nos habían platicado sobre su medalla de Plata en juegos plímpicos.

A casi treinta años tengo una explicación; Un señor de apellido López Portillo, nombrado director del deporte Mexicano—primo del recién nombrado Presidente de México José López Portillo— deseaba barrer los rastros de su antecesor ,no digo que se manipulara la pelea ,pero si la información.

El 23 de abril de 1977 se efectuó la pelea, dejamos la narración de la misma la cual se puede consultar en la página.



“…El duelo de campeones mundiales invictos de peso gallo, a su gran amigo y ex compañero de equipo de trabajo, Carlos Zárate, monarca reconocido por el CMB. El gran show que -pactado a 10 rounds- se llevó a cabo en El Forum que había sido, también, escenario de la coronación de Zárate -apabullante nocaut sobre Rodolfo Martínez-
.
El historial de los dos combatientes era insuperable. Sumados sus récords en el boxeo amateur y en el profesional, Zamora y Zárate acumulaban 157 encuentros, con 156 victorias, y sólo una derrota -aquella final olímpica en Munich 72-. De esos 156 triunfos, 149 habían sido antes del límite, y los siete restantes por decisión; seis de ellos -tres y tres- en el boxeo de aficionados, y el último en el de paga, era de Zárate, quien no pudo noquear a Víctor Ramírez.

Sólo fueron cuatro rounds. Intensos, dramáticos. Violentos.
Zamora asumió la ofensiva. Zárate escogió el contragolpe.

En el segundo asalto, Alfonso sorprendió a su adversario con su clásico gancho izquierdo arriba. Zárate retrocedió sobre piernas flaqueantes. Las cuerdas evitaron su caída. Y cuando Alfonso se lanzaba en pos del nocaut, un individuo desconocido y estrafalario subió al ring para ejecutar una extraña danza. La pelea se suspendió momentáneamente, mientras las fuerzas de seguridad capturaban al sujeto. Zárate obtuvo así, valiosos instantes de respiro, que le permitieron recuperarse. A partir de entonces redobló sus precauciones hasta que, en el cuarto asalto, clavó un sólido derechazo sobre la mandíbula de su rival. Alfonso acusó los efectos del golpe. Zárate fue tras él. Zamora aceptó el intercambio. Afloró la crueldad de boxeo, su espectacularidad, el drama. Hasta que Alfonso, visiblemente dañado, cayó para la cuenta de los 10 segundos.”….


Esa derrota marcó el inicio del fin de su carrera.

Porque perdida su calidad de invicto, en su siguiente pelea -después de una inadecuada preparación-, dejó el título en las manos del panameño Jorge Luján -un rival notoriamente inferior- quien lo noqueó en 10 rounds el 19 de noviembre. Tres años después -el 19 de septiembre de 1980-, siendo ya un púgil sin ambición, concluyó su carrera. Sin fanfarrias. De cara a las luces, derrotado en tres rounds por Rigoberto “Gigio” Estrada…”

La derrota de Zamora nos costó a Miguel y a mí unos 50  pesos y la imagen del hijo derrotado…siempre quedó en nosotros la imagen de la manipulación mediática como sistema.

Años después me encontré al “Cañas” en la Cámara de Diputados pidiendo coperacha para unos torneos sabía que era su forma de sobrevivir, ya no era ni remotamente el mismo, había perdido el cetro en manos de Guadalupe Pintor y en su última oportunidad lo perdió con Zaragoza, Vivía en un Hotel de la Merced y tenía líos de farmacodependencia. Lo vi con nostalgia, hasta me pareció simpático.

───Es por los niños desamparados ───me dijo───Y no tuve valor para negarle un billete de cincuenta pesos.

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