Cuando habla la conciencia (I)
Cuando
habla la conciencia (I)
Para mi
recién descubierto amigo José Ortíz Camargo. (Pepe)
Después de seis años con una página y
cuando pensábamos que no llegaría nadie más,
resulta que alguien, en algún lugar, se encuentra en la disyuntiva filosófica de saber: ¿quién soy? Y
para eso nada mejor que un buen buscador en la web…
Así varios han dado con éste sitio y la
primera reacción es de un gran asombro y lo más importante introspección
profunda.
Hoy ha llegado el turno a José Ortiz Camargo, el único Pepe en nuestra época de primaria.
Pepe llegó en cuarto año, venía de
alguna escuela privada: delgado rubio, dicharachero y buen deportista. La
maestra Erèndira lo llamó así, solamente Pepe.
Ese año escolar iniciaba con la incorporación de varios niños que venían del
“b”; Daniel, Elio, Mariscal, Alejandro, y otros más el caso es que una cuarta
parte del salón provenía de ese sector. El pertenecer al a o al b era un sinónimo
de distinción y pocos optaban por cambiarse de salón… Y era reciproco.
Septiembre era como todos los inicios
escolares, con el concurso del “pastel” el cual se obtenía sí se era el primer
grupo en cubrir totalmente la “cuota” que en aquel entonces era de treinta
pesos.
Cuando le decía a mi padre que era necesario
cubrir dicha cuota y del premio me respondía cosas tales como:
—…Con 30 pesos te compras un pastel
para ti solo—y toda una filípica sobre el uso de ese dinero… Cometí la
indiscreción de contárselo a Rafael, y un día en que solo faltábamos tres o
cuatro por pagar….mi buen amigo tuvo el tino de decir frente a todo el grupo.
—Dice Carlos—con dedo flamígero
anunciaba Rafael—que con treinta pesos se compra un enorme pastel de chocolate y con fresas… a
lo que añadió la Maestra.
—Sí no es por el pastel, es por
cumplir con tu grupo, con tus amigos…
Al otro día pagué la cuota y ganamos el pastel, no olvido;
semejante manjar no era cosa de todos los días, mejor dicho no era cosa mas que
de cumpleaños…Aunque algunos pueden decir que los gansitos sabían mejor en
aquella época ,lo cual es una leyenda urbana .” en mis tiempos los pasteles de
del Molino eran increíbles”, etc., etc.
Pero regresando a Pepe, pronto él se
haría popular por sus destrezas, por contar chistes, por hablar de los autos de
su papá y porque su mamá siempre estaba
al pendiente de cualquier asunto del grupo.
Un día, —que seguramente fue en octubre—yo ya
no era el mismo que en tercero, atravesaba por una etapa de no aceptación de la
muerte, no existía para mi, mi padre seguramente estaba en algún lugar secreto
y regresaría…y mientras estaba en esas cavilaciones, me preguntaba ¿quién le
haría de mi “coach”? porque cualquier dificultad siempre la consultaba con él,
y siempre me empujaba a hacer algo, no se si bueno o malo pero lo hacía… Era
bastante temerario y no dudaba en enfrentar cualquier situación, en ocasiones con brusquedad o
falta de respeto pero lo enfrentaba…pero un día esa fuerza desapareció y no
sabia que hacer…
En medio de una clase ,al pasar junto
a la banca de Pepe, que este compartía
con el niño Daniel Amezquita, sin querer di un puntapié a su mochila, nos
hicimos de palabras ,o mejor dicho, él me dijo varias cosas, pero recuerdo que
entre esas dijo “maricón”…Vi todo
rojo…y sólo escuchaba que gritaban ¡¡Pepe,
Pepe, Pepe!!…mientras mis amigos no decían nada.
¿Qué hacer? Aunque no mucho pero Pepe
me superaba en distancia, peso y parecía muy rápido. Si me “rajaba”
quedaría estigmatizado de por vida y la
primaria se habría vuelto un infierno, si le seguía seguramente me ganarían… No
fue necesario tomar una pronta decisión el niño “Adrian” me empujó, y al chocar
con Pepe se escuchó el famoso grito de ¡¡¡¡Gacho!!! que era la voz para que
iniciaran los trancazos…y así fue.
No tenía muchas posibilidades de
triunfo, vamos no se veía ni una defensa honrosa y menos emprender la graciosa
huida,.. Pepe soltó el primer golpe que pasó rozándome la oreja, se disponía a
darme un gancho al estomago, cuando en un instante vi la posibilidad. Ahí
enconchado me di cuenta que Pepe tenía un moretón en el pómulo, cuando su puño
golpeo mis costillas bajo la guardia y ahí ¡¡¡¡¡ Zócalo!!! Sin pensarlo más
solté un puñetazo que se impactó justo en el moretón, dio dos pasos hacia
atrás con evidente dolor y cuando se
disponía a dar respuesta ¡¡¡ZaZ!!! que la maestra lo toma por el hombro y le
dice:
—haber sepárense, no se les puede
dejar solos un minuto porque se ponen a pelear…
Vi el rostro de Pepe rojísimo,
derramado lágrimas, mitad dolor, mitad coraje de no haber contestado…
Lo bueno de los pleitos infantiles es
que a los cinco minutos ya están olvidados y como si nada, además después de
aquella “madriza” tendría que pasar un tiempo para una revancha, por lo pronto
había recuperado cierta confianza en mí mismo y la “efigie” de no rájame ,es decir construyendo mi alter ego de machooooo…
Al poco tiempo ya hablaba con Pepe y
escuchaba sus ocurrencias y también sus fantasías como aquella de que su papá
había comprado una “Pacer” y como no cabía toda la famita la habían convertida
en pecera.
De una gran inteligencia pronto destacaba por su rápida
comprensión, elocuencia y buenas calificaciones,
sin embargo había algo en él; una mezcla
de rebeldía y protagonismo en sus ansias de ser apreciado y en verdad lo
era…poco a poco se lo ganaba y todos lo querían como amigo, pero había algo que
también lo hacía alejado… y esto lo llevó a rivalizar con “Hugo Arce”. Escasamente
Pepe iba saliendo de la escuela al parque, se guardaba mucho en los juegos colectivos.
En ese año escolar, los de “cuarto”
teníamos una hora de deportes a la semana, pero como el maestro no iba, (o si
fue dos veces en un año fue mucho,) la maestra Eréndira resolvía el problema
sacándonos a jugar Fútbol a los varones y a las niñas resorte…
Pero ese año ocurrió algo…Pilar había faltado casi
un mes…La galleta –que como siempre es la que sabia todo y también lo contaba,
nos decía…
—Pilar tiene una grave enfermedad en
la pierna y la van a operar…
¿Cuál seria aquella enfermedad? Las
más variadas y extravagantes versiones circularon, desde la polio hasta el mal
de zambito, pasando por la versión de la atropellada por una moto, que Pepe
juraba había visto.
Cuando le preguntábamos a Paty, la
hermana menor, que iba en tercero, no
decía nada, era la primera ocasión en que no nos contestaba, apenas la
abordábamos salía corriendo pidiendo que no la molestáramos mas.
Cuando por fin regreso a la escuela,
tenía una gran venda-yeso en la pierna y no salía a recreos, ni nada su mamá o su hermano Ismael
pasaba por ella al salón a la hora de la salida…y en los recreos solo la Galleta
se quedaba cuidándola y sacando de ahí a los curiosos.
Un día de “deportes” , el salón de
cuarto año daba al patio “grande”, estábamos entrampados en un duelo de futbol,
arriba en la ventaba se veía la cara de ansiedad y tristeza de Pilar, los ojos
verdes denotaban su pesar, hoy la veía mas callada que nunca y me recordaba los
años de kinder cuando miraba y miraba sin decir nada…y no era yo él único que
la veía, aunque fuese de reojo, también Pepe la observaba, con una pequeña
diferencia él estaba de guardameta… en una inusitada jugada el niño Alejandro
Martínez ,tomó un rebote y tiro a la portería , no puedo faltar a la verdad y
decir que fue tiro a gol, pero Pepe —al estar atento a la ventana— no vio venir
el disparo y solamente el grito de
Miguel Mariscal de ¡¡¡¡¡Ve la bola Wey!!!! Lo sacó de su embelesamiento.
Demasiado tarde el esférico había horadado la portería…El niño Alejandro M, no
lo podía creer era su primer gol en cuatro años. El partido se hizo àspero y
termino con la minima diferencia y con un pesar…
La “terrible” enfermedad y operación
de Pilar permaneció en secreto…hasta que un día la vimos ya jugar y saltar
resorte como antes…como es de notar y ya que a muchos les invade la curiosidad
les diremos que aquella “dolencia” era nada mas ni menos que un juanete…si ese
era todo el misterio…
Ese año también vería a la primera niña
desmayada y no por emoción, sino por problemas renales, La niña Adriana Blasio
Luna nos dejó a todos consternados cuando se desmayó en plena formación
posterior al recreo y fue sacada en brazos por la maestra.
Por cierto, Adriana era de mecha muy
corta y solía responder con mayor violencia que
otros niños, por lo cual se le tenía respeto y cierto temor de bromear
con ella…
Un día ,para desgracia de Pepe ,y
desconocedor de ese hecho, le hizo una pequeñísima broma con respecto a sus
redondos lentes, no lo hubiera hecho, si alguien recuerda las cachetadas de
doña Florinda a Don Ramòn se dará una idea de lo sucedido esa mañana….
Casi al final de cuarto sucedió un
altercado con Hugo y casi estuvimos a punto de la revancha pero felizmente no
sucedió así.
Ustedes me perdonaran que me salte
algunos hechos más de cuarto grado pasemos al quinto año.
Pepe se fue haciendo mas popular,
ahora era acompañado de su “primo” (como él le decía a Fernando Zurita) pronto
ocuparon los primeros lugares de calificaciones disputándole el lugar a Salomón
Goldberg…
Desafortunadamente en ese año ocurrió
uno de los incidentes más penosos que puedan suceder en una primaria publica…me
refiero a lo que nuestro amigo Elio llamó atinadamente “enloquecimiento de la Maestra” pues como ya lo
he narrado en otro articulo, a la Maestra
Elsa le dio una etapa
incomprensible, de crueldad extrema… por un curioso mecanismo de defensa muchos
dicen que no recuerdan esa etapa, pero aunque es penoso debemos decirla.
…Aquí los menos culpables son Pepe y
Alejandro, eran niños de 10 u 11 años, apenas dotados de uso de razón, mas
preocupados por la pelea de las “Z” o de Nadia Comaneci, que de sí los fenicios
eran buenos navegantes o de la justicia del Código de Hammurabi. En su
“sofisticados métodos pedagógicos” correctivos la maestra tuvo la idea de
aplicar “cinturonazos ” para corregirnos,
por desgracia de Alejandro , tan científico método se inauguró…pero la maestra
en su momento de mayor locura decidió no aplicar el castigo ella y puso a Pepe en labor de
verdugo.(ver: Las Olimpiadas de
Montreal 76 y la maestra Elsa).
Al
frente del salón Pepe aplicaba el castigo, uno, dos, tres cuerazos con la propia correa de la mochila de Alejandro…aquello
terminó con la llamada a un canal de televisión.
¿Seria
verdad que la maestra recibió en un tiempo la aplicación aquella de ¡¡¡pégame,
pégame pero no me dejes!! o esa que se atribuyen a los chinos...”Pégale de vez en cuando a tu mujer tú no
sabrás porque pero ella si”, y como dijo el indito “haiga sido como haiga sido” eso no justificaba tales
tratos, pero si da una explicación…la maestra lograba que le tuviéramos miedo…
Es de
reconocer que al final de ese año escolar, debió ser por ahí de abril o un poco antes del 10 de mayo. La llamada al
canal de TV fue demoledora, unos años antes la TV canal 13 había hecho un
reportaje sobre la maestra Anita, ahora televisa tenía una nota negativa…que no
querían llegase a reportaje…así fue que de un día para otro se acabaron las filas de listos y de las tres
cuartas partes de semiburros, cuasi burros o cripto burros. También contribuyó
que cuando el 99 por ciento de un grupo reprueba es un grave presagio…La cosa
no era para menos, por ejemplo un día aplicó un doble examen de español; uno de
conjugación y el otro de oraciones, si eso de enunciado unimembre y bimembre;
objeto directo e indirecto; objeto circunstancial de tiempo, modo, lugar; y demás
cosas de la gramática estructuralista a la que el tiempo puso en su lugar.
Dichos
exámenes se vio en la necesidad de repetirlos porque hasta en las filas de los listos
habían bailado con la más fea y sacaron espantosos 1,2 y ceros. Yo en esa ocasión
obtuve un inusitado 10 y un UNO…ah y lo que es la democracia al repetir los exámenes,
me obligó a repetir ambos…
En ese
momento algo en su interior le decía a la maestra Elsa:
—Eres injusta, los niños te dicen
la fanta,
pero te tienen miedo, si pudieran saldrían corriendo del salón, son presos de
un temor generalizado, hasta tus consentidos te van a abandonar…
El
primer cambio fue sentar a los niños y niñas en parejitas… pero aún así tenía resabios;
Aquí hubo un pequeño domping pues Salomón y Samuel ,descubrieron que la maestra
estaba formando parejitas ,usando las fotos tamaño infantil…y cuando salimos al
recreo ellos entraron al salón y lo acomodaron a su gusto.
A pepe lo pusieron junto a Graciela…y así los
sentaron.
La
maestra seguía con resabios…un día Graciela tenía el uniforme un tanto arrugado
y Elsa le preguntó:
— ¿Y por qué tres así el uniforme?
Graciela no decía nada. Y del silencio
irrumpió la voz grave de “transición” de
Pepe:
—¡Graciela, se duerme con el uniforme!
—No es cierto—musitó la niña, pero tan
despacio que no se advirtió.
La carcajada irrumpió generalizada, ocasionando
el rubor de Graciela, quien para su fortuna era bastante morenita y eso camuflo
su vergüenza..Mas sus ojos lanzaron una inquisitorial mirada…
Pero por primera vez la maestra Elsa
tomó partido por la ofendida…Pepe tendría de castigo tres clases de pie.
En rigor Pepe se equivocaba porque como atinadamente dijo el niño
Zeferino : "La que se dormía con el uniforme era Guillermina"
…y debemos confesar que todos alguna vez
nos dormimos con el uniforme puesto…
Así pues, Pepe perdió puntos y pedestal…los
privilegios serían ahora sólo de niñas.
Algo más ocurrió el día del niño de aquel año del Señor de 1977…en el concurso
de baile ,una parejita del sexto B obtuvo el primer lugar con el baile del “funk” que consistía en que
una pareja chocara las caderas de lado ,
dar un salto dándose la vuelta y continuar y en el contoneo bajar lo más posible,
el éxtasis del baile era seguir el movimiento hasta casi quedar en cuclillas…una
especie de Twis pero con música disco y con variantes…
La maestra Elsa era la joven, la fiestera…pero envió a Pepe con “Claudia”
y perdió, en primer lugar porque inventó pasitos que tenían la gracia de una pala
mecánica…Pepe pronto mostraría su capacidad de recuperación…
Mientras tanto la conciencia de Elsa volvió
a susurrarle al oído.
—Te estás cayendo...la mayor parte del
grupo no va bien…no puedes hacer que estudien, no te aprecian…te has convertido
en la bruja del cuento…los niños ven con melancolía al grupo B de Paquita…Sienten
terror de la maestra Yanina de sexto...que es como tú…
Como ya venía el 10 de mayo, estos llamados,
a su conciencia, hicieron efecto, algo así como el grinch, que en aquel entonces no existía como película ,pero si como
caricatura anual…
Para esa festividad nos dejaría hacer
un “cuadrito” teníamos que ir a comprar una madera ovalada, que vendían unas
ancianas por el “Aurrera”de la calle de Zamora, o por lo menos ahí me llevó
Miguel Mariscal…en el salón tendríamos que lijarla, barnizarla, pegarle alguna
estampa y luego cubrirla con laca…este trabajo grupal nos llevaría una semana
como mínimo…Creo que en esos días la conciencia volvió a hablarle:
—¨ ¿Los ves?, están trabajando en
orden por un bien superior, no se pelean, no riñen, no faltan, hacen bien su
trabajo…No era necesario ponerlos en filas por aprovechamiento, están motivados,
quieren hacer un buen trabajo por alguien a quien aman…cada uno—prosiguió la
conciencia—han seleccionado una estampa que le gustará a su mamá y que los
representa…ninguno quiere fallar aunque sepan que “quede como quede” para
alguien será algo que conservará por siempre.
La conciencia —que era muy cautelosa—se retiró, no sin antes
abrirle un panorama a algo que era el íntimo
secreto de Elsa, su futura maternidad…
Nuestra generación sirvió para que
otras que venían detrás tuvieran un mejor trato…
Años después, pero muchos años platicando con Paty Aguirre Borbolla, nos decía
lo buena y cariñosa que fue Elsa…
Creo que Paty en realidad es una
conciencia, yo por eso siempre le hago caso a sus consejos…Ah olvidaba mencionar que mi
cuadro eran unos ángeles de la guarda velando sueños…
La "Pacer"