Bien hasta los años setentas esta era una familia normal.
No diremos si es mejor o peor,pero así era.
Fijarse en la "calidad" de los muebles, ese era el México de los setentas.
Sin embargo no puedo decir si eran más felices o no,en una época que no había "oportunidades", ni Secretaria de Desarrollo Social...la oportunidad era un programa de concursos...y había muchos en la radio,en los periódicos,etc . El programa de Pelayo es sólo una muestra.Por supuesto que nuestros padres no asistían a ese tipo de concursos por algunas razones:
1.- Les daba pena
2.- Había que hacer cola.
3.-¿Y si no ganaba?,menudo ridiculo.
4.- Ante la insistencia de los hijos...sólo se podiá decir --debemos darles la oportunidad a otros que lo necesitan más--
No oculto decir que los niños si querían que sus padres fueran a esos concursos, el sentimiento de que sólo iban los pobres no figuraba en nuesta mente.
Y así pasaron los años...nosotros si fuímos a uno el de "Chabelo" pero esa es otra historia.
Habría que hacer todo un ensayo sociológico para explicarlo,pero ese era el México que nos tocó vivir de niños, hoy ya no existe porque en primer lugar ¡¡¡¡ya murío Pelayo!!!.
Era Sabato de pomeriggio
Por Carlos Roger Priego
Corría cualquier año de la década de los setentas, un disco de 45 RPM, con cuatro canciones cosa inusual pues tenían por lo regular dos canciones, una por lado. Bien este “sencillo” era una reducida antología de los éxitos italianos de 1969. No era el único disco que había en la casa con música italiana también estaba uno de la Cantante “Nada”, la cual había ganado el festival de San Remo con la canción de Nicola Di Bari “Mi corazón es un gitano” y por supuesto teníamos –también—un sencillo de Topo Gigio.
Pero el disco de cuatro canciones era representativo, pues todos lo escuchábamos en la casa y no una sino muchas veces, el principal “éxito” era una canción llamada “Canta Ragazzo Canta”. Me gustaba el tono en italiano y me imaginaba la vida en Roma, en Milán, en Florencia, pura imaginación pues no tenía ni idea de cómo eran esas ciudades. Me seducía ver en el mapa “la Bota Italiana” y desde luego ver en la TV a Topo Gigio y claro ¡cómo no ponerme triste cuando anunciaba el fin de temporada!, claro en aquél tiempo no había “temporadas” pero el anunció de que el ratón italiano salía de viaje, y que por eso no aparecería en sus horarios nocturnos, era suficiente para arrancar las lágrimas cuando tendría unos seis años. Regresando al disco “sencillo” contenía otras canciones algo así como “una gota de limón” y “cuando salí de Cuba” sí en italiano, la otra canción no la recuerdo, tendré que buscar ese disco amarillo de la firma “epic” que en algún lugar del desván debe estar. A mis escasos años no había donde acudir para saber más de Italia moderna, porque de la antigua ya era un fiel buscador en la enciclopedia, la Roma Imperial, la Roma Divina hacia juegos en mi mente, pero me detenía una cosa: la causa cristiana. Muy rudimentariamente hacia la asociación de los romanos con la crucifixión. En mi busca, por casualidad, escuche una estación llamada “Radio Mundo” en AM , por supuesto, la estación era fiel a su nombre y un nuevo nombre apareció en mi imaginario: Gigliola Cinquetti y recuerdo fonográficamente la canción: No tengo edad, una noche ví su imagen; me parecía tan bella, esos ojos tan grandes y negros, el rostro, su voz, el cabello sesentero largo, era tan increíblemente guapa. Cazaba en Radio Mundo sus canciones con más frustraciones que éxitos, pero ahí estaba ella…imaginaba una esposa a futuro igual a ella...el brillo de sus ojos, el contraste entre su piel blanca y lo negrísimo de su cabello…por años guardaba su imagen pero no era fácil encontrar algo de ella, pero ahí estaba… Cuando comencé a ir a casa de Elio Zuppini, no me atrevía a preguntar sobre Gigliola, más un día hurgué entre los discos ¡oh decepción!, ¡oh frustración! No había un solo disco…los Beatles, clásicos y Yes… Perdí a Gigliola porque al crecer otros intereses llenarían mi atención.
Un 19 de enero de 2004 nacía mi tercer hija, eran las siete de la noche, lo primero que vi fueron sus ojos y aunque hinchados como suelen ser los de los recién nacidos, eran brillantes, muy brillantes y de inmediato regresaron los sueños de la alegre infancia…eran los ojos de ¡¡¡¡Gigliola!!!...Pensé ponerle ese nombre pero de inmediato recordé las mofas a la que se vería sometida con semejante nombre --por muy italiano que fuese--, y además estaba en deuda con San Charbel ,a quien me había encomendado para que naciera bien la niña. ¿Cómo cumplir mi promesa? y como no reconocer en ella a quien me recordaban sus ojos… ¡ya está!, Me dije; se llamará Charbelly así quedo bien con San Charbel y no dejó morir mi visión infantil. La treta funcionó, desde luego solamente difundí la primera parte la del santo,…Aunque sospecho que cuando Evelyn ve a San Charbel recela que la italianización del nombre obedece a otras razones ligadas al brillo de los ojos. Nidya Charbelli es una niña que en su primer viaje a los Andes recibió las bendiciones en lo hielos sobre “el brillo de sus ojos”.
Y de regreso a nuestra infancia también contribuyó en mí, para esta fijación tan poderosa hacia Italia que en TV ví un documental apocalíptico sobre Venecia. Imaginaba formas de salvarla y como le hacían los habitantes para sobrevivir, ignoraba por supuesto que existiera IL vaporetto, que es una especie de pesero pero en barquito…cuando en 1991 visite, por primera ocasión, Venecia comprobé que todo me era ya conocido, todo menos el cementerio donde se encuentra uno de los hijos del Emperador Iturbide…si del Emperador, y también el poeta norteamericano Ezra Paund, que tanto me impactaba en sus poemas contra la usura. Esa visita me fascino con unos cuantos dólares cambiados a Liras pasé momentos increíbles ,hasta tiempo de una novia exprés, literalmente porque la conocí en el tren y nuestra platica inició con alguna trivialidad, por estar frente a frente en el asiento del vagón, y nos comunicábamos en una extraña combinación de italiano, salpicado de castellano y algún terminajo en latín. Latía en mi la canción “canta ragazzo canta” ¡¡¡¡y ella se la sabía…!!!
El amor no pasó más allá de unos románticos paseos por la ciudad, de entrar a sus palacios e iglesias y de un beso (bueno algunos) frente a Santa María de Miracoli…ella era mi ragazza… una despedida con la eterna promesa de regresar; unas cartas y una fotografía es lo que quedó de aquello… Pude haberme quedado como “ilegal” muchas cosas que pude hacer…en México sólo me esperaba una novia de bonitas formas…mas yo quería ya a mi ragazza, me deje llevar por el factor jamaicón… además volvería ¿no?. Años después regresé pero ya estaba casado y además iba a celebrar el cumpleaños 50 del patriarca Sealtiel, quien en un arranque de novelística decimonónica decidió que toda la familia (yo incluido) arribáramos a Venecia... Fue el inicio de un capitulo especial, para empezar yo llegué días después de mi “familia política” y los recuerdos comenzaron a dominarme ¿y si la buscaba? Sabía del lugar donde trabajaba, según las cartas de hacia años… y la busqué... Bastaba que el patriarca impusiera la agenda, para pretextar necesitar visitar “la tumba de Ezra Paund” y tomar el vaporetto. Así me aleje de esa familia y casi al regreso de la isla, sabía que ya no pertenecía a aquel grupo…Era plena época de carnaval, así que una mascara cubría mi estado interior… Una escuela, una maestra ya establecida, un marido y dos bambinos, me dieron la realidad, el encuentro, la forzada comedia de mi parte, los saludos que distaban mucho de ser de resignación, la invitación por parte de ella a conocer a su familia… Regresé con el grupo pero ya con mi dosis de alegría-amargura.
Unos años antes y recuerdo muy bien que fue en el año de 1997, en el restaurante “Danubio” el mismo patriarca nos invitó a todos los de la “familia” (bueno yo no lo era pero me agregaron):Ese día nos acompañaría Carlos Fuentes, sí el escritor, y en un momento le platicaba a Mariana, una historia inverosímil ,que en alguna ocasión ya había escuchado en voz de los Sedevacantistas (personas que creen que la silla de Pedro se encuentra vacante)bien, le comentaba él, sobre la “Pascualina” supuesta amante de Pio XII y lo mejor fue cuando decía muy ufano; “Paulo VI, era homosexual y estaba enamorado de un cantante llamado Bobby Solo a tal grado que tenía un poster en su cuarto…” Bueno ahí comprobé la gran imaginación de Fuentes y mas ¡¡¡¡¡lo del poster!!!! Y hablando de Bobby Solo…su canción y único éxito; Una Lacrima Sul Viso, refleja perfectamente mi aventura italiana y su colofón…
El epílogo de esa visita a Venecia sería una tarde de comida familiar cuando un disco de Charles Aznavour, me sustrajo de mis realidades, al otro día compre el CD y los escuché repetidamente, una y otras ves…la separación era inevitable pero ya desde Venecia sabía cual era el destino…
Una función en la sala Chopin donde exhibían un lunes IL Sorpasso, estupenda película italiana del año de 1962, pero que me reveló un filme tan distinto al cine que había visto, acudí acompañado de mi amigo Pedro Espinosa de los Monteros. El cine “de gorra” era una costumbre muy socorrida para los de nuestra escuela primaria Alfonso Herrera y no es penoso decirlo, al contrario gracias a las antiguas labores de la sala Chopin es que una gran cantidad de parroquianos pudieron ver cine más allá de lo gringo. Bueno que decir de la película si la sigo viendo y le voy encontrando cosas…pero la afición a IL Sorpasso, nos llevaría a seguir al cine italiano, pero ahí estaban en cartelera las películas de Lando Buzanca y de Edwige Fenech a las cuales por supuesto no nos dejaban entrar, pero con los carteles pegados en las calles y publicadas en los periódicos bastaban, eran imágenes perturbadoras muy diferentes a lo que me provocaba la imagen de Gigliola…