A tu recuerdo
A tu recuerdo…
Una de refugiados, quizá la primera impresión que tuve de lo que era un refugiado se dio en la calle de Guadalajara camino a la escuela.
Una gélida mañana caminando por esa calle, un petiso pecoso caminaba a la par que yo, iba solo cargando una gran mochila, con la que apenas podía…Curioso me pregunto a que escuela iba, se sorprendió que no fuera a la misma que él ,pues los uniformes eran semejantes, el niño en cuestión iba en nuestra acérrima rival la Primaría Alberto Correa.
Esa escuela recibía todos los honores de la zona escolar, sólo superada por la “Benito Juárez” pues en ella habían cursado la primaria los presidentes Echeverría y López Portillo, en aquel entonces recuerdo que la Televisión acudía a la escuela y en un alarde de mentiras señalaban la “banca” donde el prócer había sentado las nalgas y había adquirido puros “10” según el reportaje de la televisora.
Eran tiempos en que la escuela pública debía ser presentada como ejemplo y por lógica los hijos de los refugiados deberían asistir a las primarias oficiales.
La idea no era mala, lo penoso ocurrió que tiempo después los “refugiados” encontraron jugosas chambas (oficiales) y paulatinamente sus hijos abandonaron la escuela pública.
Pero estos primeros años del 73 al 78 nos permitieron conocer a varios de estos chicos. Al petiso en cuestión me lo encontraba regularmente en las mañanas por la misma calle, yo seguía por Guadalajara y él daba vuelta en Sinaloa rumbo a la Alberto Correa.
En un principio me platicaba historias fantásticas; de cómo había salido de Chile.
—En medio de una lluvia de balas, corrimos todos al avión —me decía—y mi padre salvó a 14 familias al esconderlas en un tanque abandonado, luego lo echó a andar y llegamos todos a la embajada mexicana y ahí nos quedamos hasta que logramos salir de Santiago rumbo a México…
Las historias se repetían, en otra ocasión me decía la razón por la cual su familia era perseguida:
—Mi padre conseguiría en poco tiempo que todos los niños de Chile tomaran tres vasos de leche diario y eso a los ricos no les convenía…
Yo me preguntaba porque no les convenía a los ricos que los niños tomaran leche.
—Es fácil—me decía con ese tono agudo propio de los sudamericanos—Niños con leche tienen fuerza para luchar contra la opresión. La respuesta era bastante simplista pero me era suficiente.
En otra ocasión me decía sobre el gran presidente “Echeverría”.
—Ahí sí no—le conteste— mi papá dice que es un sinvergüenza y que lleva a la ruina al país.
Guardó silencio y no volvió a tocar el tema, quizá ya se daba cuenta que una cosa era el agradecimiento por haberlos ayudado a salir de Chile y otra muy distinta era lo que se vivía en nuestro país, lleno de escases y demagogia.
Pronto de las grandes aventuras “chilenas” pasó a la presunción; los mejores futbolistas de aquellos años eran dos Chilenos Carlos Reynoso y Oswaldo el “pata bendita” Castro, pero ¡oh sorpresa ambos apoyaban al régimen militar del general Pinochet!, entonces tuvo que inventar que en Chile había mejores futbolistas que esos y me decía una serie de jugadores que existían en su imaginación…Chile —me insistía con emoción— ganará el próximo mundial ( en el 74 Chile había hecho un papel más decoroso que Argentina y México no había asistido pues fue eliminado por.. ¡Haití!) y nuevamente le creía por las figuras mencionadas y porque ..He de hacer una penosa revelación por aquel tiempo… ¡le iba al América!
Hasta aquí las historias eran creables por esa extraña fascinación que tenemos los mexicanos por lo extranjeros y creerles todas sus historias pero un día en que estaba patinando en la calle de Puebla, me decía:
—En Chile era campeón de patines…
Si me lo encontraba en Bicicleta, era la misma historia, al igual que con la avalancha, yo-yo, etc., pronto me di cuenta que estaba ante la extraña enfermedad que les da a los refugiados en México, pues lejos de ponerse nostálgicos presumen de lo bien que hacían las cosas en su país de origen.
La amistad llegaba a su fin pues yo le insistía en que se cambiara a nuestra escuela a lo que él reclamaba que la Alberto Correa era la mejor del rumbo… ese fue el final, porque un chico Mexicano puede soportar que le digan que el ejército chileno es más disciplinado que el Mexicano, que los futbolistas Chilenos meten más goles ,que en Chile no existen limosneros y un largo etcétera, pero que un Chileno venga a decirme —en mi barrio— que la Alberto Correa es superior a la Alfonso Herrera ¡eso si que no! Y equivale a guerra…
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Silvia que era la nana de mi hermana Carla. Era gran escucha de los Ángeles Negros con su cantante Germain de la Fuente, afanosamente buscaba y buscaba en la radio sus canciones, y de tanto escucharlas se me pegaban…bueno… en realidad yo también me le pegaba mucho a ella pues era una muchacha “güerita de rancho” de esas que por desgracia ya no llegan a trabajar a las casas.
Años después surge lo que los psicólogos llaman “un recuerdo siniestro” y sino que me corrija nuestra amiga Minerva. Las canciones de los Chilenos “Ángeles Negros” (que bastante bien se acomodaron con el régimen militar) me recuerdan siempre una calle, a una persona, una época y oh casualidad en una de esas tardes en que preferimos huir del mundo y nos refugiamos en la taberna, sin ganas de saber de nada y de nadie , Encontré a unos de esos imitadores de Germain de la Fuente que entonaba “ A tu recuerdo” , los recuerdos y sentimientos en cascada van llegando sin que pueda uno detenerlos, ahí nos damos cuenta de que la música es nuestra embajadora pues con diplomacia invita a las penas a quedarse y que convivan con nuestro ser actual…cantamos un rato y luego volvemos a ser los mismos…
¡Y octubre siempre trae buenos recuerdos!
< Tu recuerdo hoy ha venido a mi, una gran emoción sentí,
¿Por qué fue, sí todo paso?
Desde el día aquel nunca mas volvió,
tú quizá no te acuerdes de mi, pero hoy en mi mente estas.
No te olvidare aunque hoy enamorado de otra este y te llevaré aquí, en un rinconcito de mi corazón.
En mi vida siempre habrá, un minuto para ti, no te olvidare por que tú mi gran recuerdo serás…
No te olvidaré aunque hoy enamorado de otra este y te llevaré aquí, en un rinconcito de mi corazón.
En mi vida siempre habrá, un minuto para ti,
no te olvidare por que tú mi gran recuerdo serás.
Etiquetas: Anécdotas caseras
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