martes, 21 de mayo de 2013

Pues sí..yo también le fui a los Canarios...



Pues sí, yo también le llegue a ir al América cuando eran los millonetas y los Canarios…

Por Carlos Roger Priego

¡¡¡Ve la bola wey!!!, fue el grito que se escuchó a medio patio en un “interescuadras” en cuarto año.
A falta de maestro de “deportes” la maestra Erendira nos sacó al  patio los niños al futbol las mujeres a saltar  el resorte, todo menos uno.
Mejor dicho “una”.
 Desde el segundo piso una verde mirada se asomaba al patio.
Mucho se había rumorado sobre la ausencia de la niña Pilar Aguirre, variadas eran las versiones; que sí una peligrosa enfermedad; que sí estaba ensayando para ser estrella de cine (infantil) etc. Largo sería describir cada una de las versiones sobre la ausencia.
 (Truco que usan algunos escritores cuando se quieren ahorrar una descripción)
Pero un buen día reapareció, caminando ayudada por un par de muletas y de numerosos niños  mostrando sus dotes de caballerosidad, la ayudaron a entrar  al salón;  la razón…una operación de juanetes. Nada de terribles enfermedades ni nada  de eso.
…Y es que como Pilar no podía bajar a deportes tenía que conformarse con ver  a sus compañeros  desde la ventana…
Ese día me tocó estar de portero y cuando vi hacia la ventana del salón vi  a la niña de triste mirada, quizá fueron cinco segundos, diez no sé  pero  el niño Alejandro Martínez  había disparado al arco, al encontrarme distraído, el balón cruzó lentamente la línea de gol
Alejandro Martínez no lo podía creer era su primer gol en: ¡cuatro años!
No ocultó su alegría corriendo por todo el patío incluso se subió al árbol para festejar su diana y es que  en muchas ocasiones ,cuando se hacia el sorteo, para ver las posiciones, a él le tocaba ocupar el puesto de trasportero.
Me cambiaron a la defensa y el que se puso de portero fue el niño Adrian, un españolito que vivía en la enorme casa de enfrente  de la escuela mas ese día demostró que eso de la portería tampoco era lo suyo…total ese “interescuadras” debió quedar algo así como 8 a 3.
En esos momentos ya andaba reconsiderando que eso de irle al América  no era precisamente un motivo de orgullo, y para ello influía un recuerdo reciente:
 …. ¡Haste, Haste  la hora de México! Informa; Gol anotado por  Miltón Carlos….sería  al  final del primer tiempo cuando este Brasileño  metió el gol con el cual Monterrey le ganaba al América. No tendría nada de particular aquel gol y aquel resultado sino fuera por un pequeño incidente: era el primer partido que veía en el estadio Azteca.
Tanto esperar, tanta emoción vertida para que  Milton Carlos fuese el único anotador, bueno casi, porque al final del segundo tiempo— faltarían unos cinco minutos—cuando José Antonio Roca al turno entrenador del América por fin metería a jugar al gran Enrique Borja  y no falló: En una buena jugada en los “linderos” del área metió un fantástico gol, pero en esas parodias de la vida justo cuando la de “gajos” hacía su viaje hacia las redes ,el de “negro”, (entonces los árbitros sólo vestían de negro)hizo sonar  su silbato y decretó que nomás no había gol…y bueno Borja protestó , lo cual de nada le sirvió…No cambió su criterio.
Así pues vi un “gol” que no valió y que daba el empate.
Llegar al estadio había sido una aventura, desde tomar el metro, llegar a la estación Tasqueña y tomar el Tranvía, sí señor, el tranvía no el tren ligero actual.  Era un viaje largo y lo era más de regreso además de la tristeza de la derrota del América me acongojaba el  gol anulado a Enrique Borja.
En esa temporada ya el  chileno “Pata Bendita” era el goleador haciendo mancuerna con otro chileno: Carlos Reynoso…y no es que esto fuese malo, pero el entrenador ya mencionado por una extraña e incomprensible envidia  mantenía a Borja en la banca y sólo lo dejaba jugar piquitos de los partidos —si bien le iba— la mayor parte del tiempo su lugar era la banca.
Enrique Borja era sumamente popular y además fue de los primeros futbolistas en manejar un marketing; tenía su propia historieta “aventuras de Borjita” un salón de fiestas infantiles, todo manejado por su esposa, la ex cantante “Sagrario Baena”. Por eso resultaba incomprensible su situación de banca.
En la “Wikipedia”, escrita seguramente por algún seguidor americanista de esos que los errores los convierten en “hits” (no existe equivalente en el futbol)   nos dice sobre la América de los años setentas,
“…En los años 70 se empieza a vislumbrar el equipo grande de proyección triunfadora y perfil de campeón. Inauguró la década obteniendo el primer campeonato logrado bajo el nuevo y atractivo mecanismo para definir al equipo campeón: La Liguilla, venciendo con global de 2-0 al Toluca en la temporada 1970/71, con goles de Carlos Reinoso y Horacio López Salgado; esto bajo la dirección técnica de José Antonio Roca. Además, en ese mismo torneo Enrique Borja anotó 20 tantos y obtuvo el primero de los tres títulos de goleo que ligó con la playera americanista. Este equipo se caracterizó por su gran velocidad y acoplamiento, teniendo un gran plantel: Porteros: Amado "Tarzan" Palacios, y Prudencio "Pajarito" Cortez. Defensas: Rene "Popeye" Trujillo, Antonio Zamora, Luis Miguel Barberena, Mario "Pichojos" Pérez. Medios: Roberto "Negro" Hodge, Carlos Reinoso, Antonio Martins "Toninho"; Delanteros: Roberto "Monito" Rodríguez, Enrique Borja, Juan Manuel Borbolla, Horacio López Salgado, y Sergio Cevallos.
Para la temporada 1971-1972 el América juega una gran temporada y llega a la final que se decide en un único partido en el Azteca en contra del poderoso Cruz Azul. Varios descuidos defensivos hacen estragos en el América que cae 1-4 con una gran actuación del portero de Cruz Azul Miguel "Superman" Marin.
En la víspera del invierno de 1973, América, dirigido por don José Antonio Roca, capturó la Copa México al dar cuenta del Cruz Azul por 2-1 en el Estadio Azteca. Los chilenos Osvaldo Castro “Pata Bendita” y Roberto Hodge "El Negro", fraguaron los goles del cuadro de Coapa.
En la temporada 1975/76 América logra una de las grandes hazañas en la Primera División. Se corona campeón de liga sin recibir gol en la liguilla hilvanando más de 650 minutos sin recibir gol, incluyendo el último juego de la fase regular. En la final, los Cremas se impusieron por marcador global de 4-0 a la Universidad de Guadalajara. Por si fuera poco, América derrotó 2-0 a los Tigres de la UANL en el duelo por el Campeón de Campeones.
Pero algo había que ya no me hacía “simpático” al América; de entrada era la desproporcionada  “cargada” de los cronistas de la TV en su favor.
Sin embargo, si celebré, aquel campeonato del 75 ganado como dice la wikipedía a los “Leones Negros” 0-4 y luego 1, por cierto ahí inició el declive   de  Nacho “el cuate” Calderón  quien nunca volvería a ser un buen portero.
La segunda vez en la vida que fui a ver jugar al América lo sería gracias a que Pedro Espinosa de los Monteros  me dijo:
—En el gallinero cuesta cinco pesos.
— ¡cinco pesos! El equivalente a tres refrescos… y es que en nuestros criterios infantiles la inflación se media por el precio del refresco.
Y prestos nos fuimos al Azteca, solos sin supervisión paterna, ni materna nos aventuramos al metro, al tranvía etc. Algún malandrín pensará:
—Pobres niños andaban como niños expósitos deambulando por la ciudad.
 Y no es que los fuésemos pero teníamos tantos hermanos y con tan pocas salidas en familia que  a nuestras madres les resultaba cruel no dejarnos ir  a un partido de futbol…
Total ¿qué nos podía pasar más allá de una intoxicada por andar comiendo tortas de a peso?, si de esas de lechuga con queso de puerco verde con las cuales, en caso extremos se pueden jugar carreras…
 Ese día tuve que darle una lección de higiene al niño Pedro demostrándole que nos llenaría mas una Pepsi (pecsi, como le decían los del Atlante) que una torta de a peso y un tepache (también verde) de a tostón…
Cuando llegamos pues ya no había boletos, y en la reventa estaban carísimos ya estábamos un tanto resignados…cuando un grupo de estudiantes decidió dar el típico portazo, al grito de: duro, duro, duro…
 No vacile dos veces, vi el cielo abierto y al ver un hueco emprendí la carrera, nuestro amigo vaciló pero al verse entre la masa estudiantil que empujaba con afán y  al quedarse solillo , en una gran saltó de rana  se ubicó en sitio estratégico, la puerta y los policías cedieron ahora solo faltaba  correr por la rampa para ingresar, emprendimos la cerrera y quedamos en el mismo sitio que hacía unos años…
La diferencia era que entre el América Monterrey y el Cruz Azul-América era que en este último las pasiones se desbordaban, por primera vez escuchaba aquello de: “ahí les va el agua”, “ahí va el caldo de oso” y las más variopintas de insultos al enemigo….las porras no se escuchaban más allá de “ziquitibum” lo más escuchado eran los chiflidos y los insultos, no existían las barras ni nada semejante, sólo había algo que le apodaban la “porra” que algunos creían que era el sinónimo de la rorra. En fin que el ambiente del azteca nada le envidaba a las luchas y enrojecería al asiduo asistente al burlesque…
Total tanto para que acabara con un infumable “par de roscas” es decir un cero a cero.
El ser antiamericanista  o americanista marca para el resto de la existencia, los primeros sufren de traumas terribles y se convierten en seres amargados y negativos como José Ramón Fernández, el cual creó el complejo del “feliz ante la desgracia americanista” es decir de aquel sujeto que es feliz, por cinco segundos, por el hecho de que pierda el América.
De los Americanistas de hueso colorado no puedo decir nada negativo porque un día fui cómplice de aquella aventura, sin embargo creo que algún  niño de  la Alfonso Herrera espera el canto del canario, perdón de la Águilas…

Glosario.
Bola ; es igual a pelota, balón
Wey; puede ser insulto o llamado fraternal en la segunda forma se ignora que “wey o es su grafía exacta “Buey” es un toro capado útil para el arado.; verbigracia; “Que wey eres”…”hola wey”
Diana; término usado por algún cronista de la prensa escrita para referirse al gol.
Trasportero; posición inventada por Rogelio Corona, para justificar enviar a alguien a  la banca
Linderos; Se aplica al lugar que linda o limita con algo, en este caso quiere decir afuera del  área grande, claro que para los cronistas los “linderos” puede ser desde media cancha.
Gallinero; Parte superior del estadio generalmente atrás de la portería, lugar donde los jugadores se ven como hormigas...
Niños expósitos; dícese de aquellos infantes abandonados y también dejados a la aventura.
Queso de puerco verde; revoltijo impresentable hecho con desperdicio de marrano, el color verde no es por causa del condimento sino por las proliferación de bacterias. En algunos casos extremos se pueden jugar carreras de queso de puerco cuando ya han proliferado gusanos ,entonces se pone el “queso” en lugar firme y se deja que los animalitos hagan el resto…gana quien logra que su queso rebase la meta.
Pecsi…Jerga atlantista para quienes no existe el Atlante  sino el Aclante , el Aclas, etc,etc.

















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